Page 22 - Un Enfoque Multidisciplinario en Ciencia y Sociedad
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en la escuela se reafirma y se alfabetiza al alumno, pero, en una segunda lengua puede
           complicarse el cumplimiento y desarrollo de estos elementos pues se convierte en un proceso
           académico falto de naturalidad.


              Por ello Staab, (1992) centra la importancia en brindar oportunidades a los alumnos de

           hablar con diferentes audiencias y con diversos propósitos y sin reparar por momentos en los
           errores que comenta el alumno, pues debe semejarse al proceso natural en el que aprendió

           su lengua materna. Con ello el autor considera que por momentos debe eliminarse cualquier
           prejuicio social derivado de lo expresado oralmente por el alumno, pues como docente se debe

           tomar en cuenta las diversas dificultades que puede tener un alumno tan solo al formular una
           oración. Rodríguez (1995) afirma que “desde el punto de vista estrictamente sociolingüístico y

           comunicativo no hay lenguas, ni dialectos, ni registros, ni estilos malos o buenos, inferiores o
           superiores: todos son útiles en distintas situaciones comunicativas” (p, 3). Dicho de otro modo,

           como docente se reconoce que cada alumno proviene de diferentes entornos sociales, con
           diferencias socioeconómicas que repercuten en su educación y no por ello está destinados a

           un desarrollo limitado o nulo de la habilidad, más bien distinto.


              Por otra parte, Gutiérrez (2008) examina que las concepciones de los docentes sobre su
           propio desempeño académico en la enseñanza de la competencia oral influyen en la innovación
           de prácticas educativas. Ante esto, Gutiérrez (2008) discurre que la noción de la competencia

           oral para algunos docentes se percibe como un proceso innato en los estudiantes y esto

           permea en el conocimiento del profesor sobre la enseñanza de la habilidad. El maestro por
           momentos vislumbra que existen aspectos que los estudiantes aprenden en espacios distintos
           a su formación escolar y, por lo tanto, no es necesario diseñar actividades que generen la

           oralidad espontanea. Un saludo, felicitación o cualquier herramienta de interacción social no

           debe ser implementada en el salón de clases, pues se pueden diseñar actividades para efectos
           sociales.


              Dentro del contexto académico el docente debe incitar al alumno a realizar actividades que
           promuevan la reflexión y pensamiento crítico, además de mostrar lo que es adecuado con base

           en el contexto de comunicación al que se refiere, pero también es importante permitir que el
           alumno se comunique y exprese mediante la palabra hablada, su representación del mundo.

           Thompson (1992) afirma que la escuela funciona para presentar al alumno “una estructura
           mental más general, que abarca las creencias conscientes o subconscientes, conceptos,

           significados, reglas, imágenes mentales y preferencias” (p. 130) no obstante, esto no debe tener
           repercusión en las oportunidades que los alumnos tiene para expresar ideas y sentimientos

           con libertad y empatía hacia los demás. En resumen, debe existir una dualidad entre la oralidad
           académica y casual, el docente debe promover la práctica oral en ambos sentidos.




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