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Vida Saludable y Promoción del Bienestar
más cercano: la televisión, de esta forma toman su concepto del mundo, acoplando su comportamiento en
función de los modelos que se les presentan.
En la infancia, la televisión es el primer acercamiento al mundo. Espinar (2006) expresa que los medios
de comunicación juegan un papel fundamental en los procesos de construcción y difusión de las imágenes,
identidades y relaciones de género. Los medios de comunicación, en especial la publicidad absolutamente
estereotipada define modelos masculinos y femeninos. La televisión fija a las mujeres al “mundo de los
afectos” y a los hombres en el “mundo de los logros”, la verdadera controversia sería saber si tienen un fondo
de verdad o no, es decir si los atributos o rasgos de personalidad por ser hombre o mujer son ciertos o no lo
son.
La publicidad como condicionante de los niños respecto a su forma de pensar, sentir, comportarse
y relacionarse con el entorno. En general, los niños y las niñas aprenden, de sus padres, de sus profesores
y de su entorno más cercano: la televisión, de esta forma toman su concepto del mundo, acoplando su
comportamiento en función de los modelos que se les presentan. (Menéndez, 2021).
La infancia es un proceso de aprendizaje y conocimiento. Limitar el conocimiento es limitar la libertad. 153
“Todo lo que rodea al mundo infantil está impregnado de valores y mensajes” (Font, 2009 citado en Viera y
Quiñones, 2012). La publicidad puede ser la causa de algunos patrones, valores o incluso roles que los niños
pueden; el cuerpo de los niños y niñas en el punto de venta de moda infantil, provocan desafección en los
infantes por su cuerpo o los desórdenes alimenticios relativos a ello, a su vez, revelan que la mitrad de los
niños entre 5 y 12 años se sienten insatisfechos con su cuerpo y la publicidad contribuye a intensificar dicha
desafección (Jiménez-Marín, 2017).
Por otra parte, está la cultura de la violencia simbólica, como es un acto aprendido. Los niños adquieren
conductas agresivas durante la infancia, y según Hernández (2014), la educación y las experiencias a las
que esté expuesto moldearán su personalidad. Siguiendo con la autora, el consumo de violencia televisiva
durante la infancia propiciará conductas agresivas en el futuro. Los estereotipos sexistas en los medios
contribuyen a un concepto de género basados en el odio (misógina) y la violencia. Melo (2016) evidencia
que las publicidades de productos infantiles constituyen una instancia más de violencia simbólica hacia las
mujeres.