Page 336 - Un Enfoque Multidisciplinario en Ciencia y Sociedad
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et al. (2021). De ahí que Ramoglou y McMullen (2022, p.5) con base a estos determinantes
           definieran el emprendimiento económico como "el proceso innovador enfocado a programar
           y planear escenarios de rentabilidad deseables y que se considera son posibles mediante la

           mejora de procesos, la innovación y creación de valor en productos y servicios” a fin de elevar

           la situación socioeconómica de un equipo, organización o emprendedor.

              De acuerdo con Herrera Morales (2015), el emprendedurismo implica “aprender a emprender”.

           Un emprendedor es una persona que orienta su acción tanto al beneficio económico como al
           impacto social, integrando valores y capacidades que lo impulsan a generar cambios y aportar

           soluciones innovadoras.

              Los emprendedores se caracterizan por poseer una serie de actitudes clave como la

           comunicación efectiva, la iniciativa, el trabajo en equipo, la capacidad para asumir riesgos, así

           como la creatividad y la planificación estratégica.

              Herrera (2015) distingue dos tipos principales de emprendedores. El primero es el intrapreneur,

           aquel individuo que aplica sus habilidades emprendedoras dentro de una organización ya
           establecida, contribuyendo a su innovación, mejora continua y crecimiento desde el interior. El

           segundo es el entrepreneur, quien crea y desarrolla su propia empresa o proyecto, asumiendo
           de manera autónoma los retos del emprendimiento. Cabe señalar que en toda empresa que

           nace hay un emprendedor que la hizo posible, y este puede ser un emprendedor económico,
           social, tecnológico, altruista o político, dependiendo de la naturaleza y propósito de su iniciativa.


           Contextualización del ecosistema emprendedor


              Desde la década de los ochenta, al entrar en vigor el modelo neoliberal con vocación de
           apertura de mercados, se tiene como referencia inicial los argumentos de Theodoraki, Dana

           & Caputo (2022) enfatizar en que, tras estas últimas cuatro décadas de neoliberalismo, se ha
           centrado cada vez más la atención en los ecosistemas empresariales como un instrumento

           fundamental para fomentar el emprendimiento y la innovación en las economías resilientes y en
           desarrollo. En este contexto, Spigel (2017, p. 49) definió a un ecosistema emprendedor como “la

           unión de perspectivas culturales localizadas, redes sociales, capital de inversión, universidades
           y políticas económicas activas que crean entornos propicios para emprendimientos basados

           en la innovación”, es decir, se configura de una composición interdisciplinaria y multidisciplinaria
           que se adapta a diversos campos de estudio para desarrollar aspectos económicos, financieros,

           políticos, culturales, creativos e innovadores.

              Para contextualizar el ecosistema emprendedor, el presente análisis se centra en el estudio

           de Stephens, McLaughlin, Ryan, Catena & Bonner (2022) y Pankov, Velamuri & Schneckenberg

           (2021) en el que estiman que el ecosistema emprendedor mantiene una complejidad y
           diversidad de actores que se suman a un conjunto de procesos de flujo relacionado con otros
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