Page 17 - Estrategias y Responsabilidad en un Mundo Interconectado
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de forma eficiente, entendiendo que un área de oportunidad sirve de apoyo para llevar a cabo
una planeación y realizar una identificación de las áreas que se pueden mejorar dentro de
la organización (Zavala, 2003). Por ejemplo, la mejora de la calidad y la productividad en las
organizaciones, son indispensables para mantener y mejorar su competitividad en un mundo
cada vez más globalizado (Pulido, 2007).
La gestión empresarial presta atención a los detalles que definen la organización,
incluyendo aspectos como el sector de actividad, el número de empleados o el tamaño de la
empresa, procurando que esto no interfiera negativamente en otras áreas. Se ha evidenciado
que alcanzar los resultados esperados es más eficaz cuando las actividades y los recursos se
organizan en torno a procesos. Gestionar un sistema con un “enfoque basado en procesos”
implica priorizar las actividades generadoras de resultados por encima de la mera atención a
los resultados finales, lo que constituye una estrategia más efectiva (Pulido, 2007).
En este contexto, los procesos constituyen el pilar más sólido de la calidad. La definición,
el desarrollo y el estado actual de los procesos son determinantes para los resultados de
calidad que se obtienen al implementar, revisar y evaluar dicho proceso. Por lo que, una gestión
adecuada de los procesos en las distintas etapas de la calidad se vuelve crucial. Una gestión
eficaz no solo asegura la mejora continua de la calidad, sino que también facilita el logro de los
objetivos organizacionales de manera más eficiente (Cantón, 2010).
De acuerdo con Cervantes et., al (2020) uno de los principios más resaltantes de la GC es
la mejora continua de las empresas, de ahí la importancia de su estudio y aplicación. La gestión
y mejora de la calidad consiste en un ciclo dinámico y continuo para aumentar la eficacia y
eficiencia de los procesos, productos o servicios. Se busca la optimización y eliminación de
deficiencias a través de métodos como la metodología PDCA: planificar, hacer, verificar y
actuar (Montesinos et al., 2020).
Adicionalmente, según Gutiérrez (2008, como se citó en Lossada y Robles, 2014)
la mejora continua es consecuencia de una forma ordenada de administrar y mejorar los
procesos, identificando causas o restricciones, estableciendo nuevas ideas y proyectos de
mejora, llevando a cabo planes, estudiando y aprendiendo de los resultados obtenidos y
estandarizando los efectos positivos para proyectar y controlar el nuevo nivel de desempeño.
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