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Vida Saludable y Promoción del Bienestar




            respeto a la individualidad del menor, así como el respeto a su personalidad y sus intereses, lo que permite

            establecer valores y lazos de constancia. Se determinan los roles y existe reciprocidad jerárquica, se conducen

            de manera racional y la comunicación tiene un acento importante bidireccional. Los padres son cariñosos y

            delimitan conductas con justicia y firmeza, explicando los motivos por los cuales el hijo debe ser castigado;

            se define este modelo como el ideal para educar al menor.



                  Estos términos se relacionaron con la importancia del vínculo afectivo desde el desarrollo psicológico
            de los hijos, las competencias parentales y la teoría del apego propuesta por John Bowlby y Mary Ainsworth,


            para brindar más contexto en torno a lo que se desconocía por los participantes y que compone un entramado
            de descripciones enfocadas a comprender la importancia de las relaciones parentales y cómo estas se develan


            a lo largo de la vida.


                  Ainsworth  y  Bell  (1970)  a  través  de  su  popular  experimento  que  denominaron  la  Situación  del

            Extraño, que consistía en introducir a una madre y un niño a una sala de juegos en la que se incorporaba

            una persona desconocida mientras que la madre dejaba la habitación, la madre regresaba y volvía a salir,

            pero esta vez la persona extraña salía con ella, dejando al menor completamente solo, al finalizar regresaba la

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            madre y la extraña. En el transcurso en el que el menor quedaba solo, se observó que este desarrollaba ciertos
            comportamientos a los cuales Ainsworth denominó conductas de apego.



                  Entre estos comportamientos que el infante realizaba se encontraron diferencias individuales, definidas
            en tres patrones conductuales, mismos que representaban los tipos de apego establecidos con el cuidador: el


            apego seguro, el apego inseguro-evitativo y el apego inseguro-ambivalente. En el primero se reflejaba que los
            niños usaban a su madre como una base segura para la exploración, cuando la madre salía del saloncito su


            conducta exploratoria disminuía y se mostraban afectados. El regreso de la madre proporcionaba alegría y el
            menor buscaba el contacto físico para después continuar sin problema alguno con su conducta exploratoria


            (Delgado & Oliva, 2004).


                  El niño con apego inseguro-evitativo mostraba bastante independencia, exploraba el escenario sin

            percatarse de la presencia de la madre, estos pequeños no ocupaban a la madre como base segura de su

            exploración, la ignoraban. Cuando la madre volvía después de haber dejado la habitación, los niños no

            buscaban acercarse ni percatarse de lo sucedido, si la madre buscaba el contacto, incluso ellos lo rechazaban,

            esto se interpretó como niños con dificultades emocionales, desapegados, identificable a conductas en las

            que la madre había mostrado conductas insensibles a las peticiones del menor. Desde pequeños se puede
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