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Vida Saludable y Promoción del Bienestar
Dentro de las consecuencias de la prohibición del contacto social y dando cara a las problemáticas
ahora desarrolladas en casa, la violencia intrafamiliar en niños, niñas y adolescentes se registró en diversas
formas de violencia; física, psicológica, sexual, y por omisión de cuidados (Villacrés, 2020). Según la
Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2020) millones de infantes han recibido amenazas que afectan
su seguridad y bienestar emocional de parte de los cuidadores, quienes, por distintas circunstancias, toman
acciones que afectan la integridad psicosocial de los menores.
Ante esta problemática la preocupación de diversas organizaciones que preponderan y promocionan
la salud mental a nivel mundial, ha realizado propuestas a través de acuerdos, convenciones y políticas, en
las que se busca salvaguardar los derechos de niños, niñas y adolescentes a vivir una vida libre de violencia,
diseñar estrategias de atención, así como buscar métodos y medidas que disminuyan o terminen con
esta problemática lo antes posible. Es por ello que el CEIDH propuso dentro de sus actividades para la
promoción del bienestar mental la creación de un taller dirigido a padres que diera a conocer las pautas
para la convivencia sana a partir de la crianza positiva, para hablar de ello es necesario partir de conceptos
importantes tales como los estilos de crianza y estilos de apego que a continuación se destacan.
La creación del vínculo afectivo constituye un entramado de relaciones socioemocionales que 101
orientan las dinámicas familiares afectivas y de cuidado del menor, desde sus etapas iniciales, hasta las que se
contemplen necesarias en su vida. Bajo esta premisa se contempla que los patrones de crianza suponen una
estructura que tiene cierta estabilidad y múltiples matices, puesto que el pasado y el presente, lo imaginario
y lo real, lo íntimo y lo social, los contextos y la cultura, se viven en el interior y exterior del sujeto e inciden
en la cotidianidad de la crianza (Cardera y García 2017).
Jorge y González (2017) definen tres estilos de crianza dentro de ellos, el estilo autoritario, en el
cual se distinguen padres rigurosos, confieren un valor muy alto a la disciplina, valoran la obediencia y
son capaces de criar por medio del castigo y la aprobación; el estilo permisivo proporciona autonomía a
los hijos siempre y cuando esta no ponga en peligro su supervivencia física, no son exigentes en cuanto a
las expectativas de maduración de los hijos, se caracterizan por ser tolerantes llegando a permitir casi todo,
una de las problemáticas que puede surgir a partir de este estilo, es que en algunos casos los límites no se
encuentran definidos y tienden a surgir efectos socializadores negativos.
El estilo democrático, de acuerdo con lo que los autores sugieren, se caracteriza por una disciplina
inductiva, promotora de la comunicación y el razonamiento detrás de las conductas; la motivación y el