Page 327 - Un Enfoque Multidisciplinario en Ciencia y Sociedad
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génesis del aprendizaje, estructura y dinámica, tiene idénticas características y se rige por las
mismas pautas que en el comportamiento no criminal (Pablos de Molina, 1996, p. 130).
Modelo sociológico
En este bloque, se encuentra la sociología criminal, teorías plurifactoriales, teorías estructural-
funcionalistas, teorías del conflicto social, teorías de la subcultura, teorías del proceso social,
teoría y praxis criminológicas.
La palabra sociología proviene “Del latín Socĭus, “socio”, y logía, “estudio. Ciencia que trata
de la estructura y funcionamiento de las sociedades humanas”.
Por ello, a grandes rasgos, puede decirse que es el estudio del individuo. Por lo tanto, los
postulados de este modelo se enfocan en la interacción con otros privados de libertad en los
sitios de convivencia penal.
En la actualidad, los altos índices de sobrepoblación penitenciaria han vuelto conflictivas esas
relaciones, debido al poco espacio disponible, falta de servicios básicos, largas filas durante las
horas de visita, carencia de privacidad durante las visitas conyugales, dificultad para acceder
a los servicios médicos esenciales, nulos espacios recreativos para su distracción, entre otras
condiciones.
Según esta perspectiva teórica, el arquetipo deseado por la sociedad es ver encerrados
a quienes cometen delitos contra la población civil y sus propiedades, es decir, la sociedad
aprueba, de cierta manera, solo el uso de la prisión, como manera de control ante las situaciones
delictivas, lo que agrava el hacinamiento.
Teorías criminógenas: teorías del proceso social
Las teorías del proceso social forman parte de un conjunto de enfoques criminológicos
que incluyen, entre otras, las teorías del aprendizaje y del control social. Estas sostienen que
el comportamiento criminal se adquiere del mismo modo en que el individuo asimila otras
conductas y actividades lícitas: a través de la interacción con otros individuos y grupos, y
mediante un complejo proceso de comunicación. De esta manera, la persona no solo aprende
la conducta delictiva, sino también los valores criminales, las técnicas para cometer delitos y
los mecanismos subjetivos de autojustificación del comportamiento desviado (Merton, 1996,
p. 214).
Lo anterior señala que los seres humanos tienen la capacidad de comprender y respetar
el ordenamiento jurídico del país. No obstante, si se desarrollan en entornos conflictivos y
rodeados de sujetos que reproducen conductas desviadas, existe una alta probabilidad de que
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