Page 133 - Estrategias y Responsabilidad en un Mundo Interconectado
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sueño” que no tenía “ninguna posibilidad de llevarse a cabo en la actualidad” (Arthur, 2016).

              Por su parte, la “renta condicionada a la participación” de Anthony Atkinson (economista

        británico e investigador principal del Nuffield College, Oxford), en 1996, complementa “los

        programas sociales existentes y el salario mínimo y está condicionada a alguna forma de

        participación ‘social’: contribuir a la sociedad mediante trabajo, educación, cuidado infantil u

        otras actividades”, acorde a Francese y Prady (2018, pág. 38).

              Elon Musk (Oficial Ejecutivo en jefe de Tesla) demostró apoyo al concepto de la renta

        básica universal como posible solución al desempleo generalizado que probablemente

        provocará la automatización. Recoge Weller (2017):  “Creo que acabaremos haciendo una

        renta básica universal”, dijo Musk a los asistentes a la Cumbre Mundial de Gobiernos en Dubái.

        “Va a ser necesario”. Otros multimillonarios como el fundador de Facebook Mark Zuckerberg,

        el fundador de Amazon Jeff Bezos, así como el antiguo CEO de Twitter Jack Dorsey apoyan la

        implementación de un IBU en alguna modalidad (Cerullo, 2020; Duncan, 2019; Gillespie, 2017).

              En los últimos años, la discusión del IBU ha trascendido del ámbito académico al plano

        institucional/político. En 2007, un grupo de diputados del Partido de la Revolución Democrática

        (PRD), presentaron una iniciativa de ley “que establece el derecho al Ingreso Ciudadano

        Universal”, que determina que este ingreso es “consistente en una transferencia monetaria

        individual, no condicionada, vitalicia y no gravable que en ningún caso podrá ser inferior a

        la mitad del salario mínimo vigente más alto en el país. Su pago será efectivo mensualmente

        y durante los doce meses del año. El monto se determinará cada cinco años y será revisado

        anualmente y ajustado al índice inflacionario”, es un derecho exigible y el responsable de su

        operación sería la ahora extinta Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), ahora llamada

        Secretaría de Bienestar. Sin embargo, esta iniciativa no prosperó.

              En 2017, las diputadas Araceli Damián González y Norma Xóchitl Hernández Colín,

        integrantes del Grupo Parlamentario del partido Movimiento de Regeneración Nacional

        (MORENA), presentaron una iniciativa de ley que “reforma y adiciona los artículos 4o. y 73 de

        la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”, que buscaba entregar un ingreso

        básico de $1,765 pesos mensuales, que cubría en ese año los costos de los alimentos con los

        requerimientos nutricionales promedio más un quince por ciento del valor de la canasta básica

        alimentaria, con el fin de proveer “lo necesario para la conservación, preparación y consumo



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