Page 137 - Estrategias y Responsabilidad en un Mundo Interconectado
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es decir, memoria, aprendizaje y capacidad de concentración. Igualmente, describieron que
su situación financiera mejoró y que estaban protegidos financieramente” (Kela, 2020). Sin
embargo, los resultados también indicaron que no hubo aumento de los niveles de empleo; los
porcentajes apenas variaron (Marín y Tefel, 2020).
Por su parte, también se encuentra el Dividendo del Fondo Permanente de Alaska (FPA),
que Marín (2018) lo define como la “transferencia en efectivo anual a todos los individuos
en el estado que completen su aplicación y cumplan con los requisitos de residencia y no
antecedentes penales”. Esta transferencia varía “año con año, dependiendo del nivel de
recursos con los que cuente el FPA en ese momento. En los últimos años el dividendo ha
oscilado entre aproximadamente 1000 y 2000 dólares al año”. El impacto de este programa
es interesante: Goldsmith (2010) menciona que este dividendo trae como consecuencia lo que
él menciona un “imán de población”: Sí el tamaño del dividendo aumenta y crece en relación
con el ingreso personal, acabará siendo lo suficientemente grande como para atraer personas
a Alaska. El aumento de los habitantes del mencionado estado tendrá una serie de efectos
obvios y no tan obvios. En primer lugar, el crecimiento de la población reducirá el tamaño del
dividendo. En segundo lugar, cuanto mayor sean los pobladores, mayor será la demanda de
servicios públicos.
Por último, se menciona el Plan de Reformas de Subsidios Iraní. Acorde a Marín (2018),
el gobierno de Irán implementó reformas legislativas sobre energía para reducir gradualmente
los subsidios a los precios de estos mismos. Para compensar el aumento, el gobierno decidió
introducir un programa de transferencias en efectivo. Su alcance es de cerca de 72.5 millones
de iraníes que han sido favorecidos con las transferencias, y algunos beneficios del programa
es que “encontraron evidencia estadísticamente significativa de que las transferencias
redujeron la oferta laboral de los jóvenes entre 20-29 años de edad. Sí bien, los autores no
pueden identificar cómo cambia el uso del tiempo de este grupo de individuos, sugieren que
una posibilidad es que los jóvenes hayan utilizado el tiempo disponible para incrementar su
capital humano (estudiar educación técnica o profesional), así como que no redujeron la
oferta laboral de los trabajadores, tanto a nivel general como en los primeros cuatro deciles de
ingreso” (Salehi-Isfahani y Mostafavi-Dehzooei, 2017, como se citó en Marín, 2018, pág. 19-20).
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