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Vida Saludable y Promoción del Bienestar
desesperantes o irritantes, regulando las conductas a través de las pautas de crianza afectiva que adquirieron,
priorizando que la violencia nunca debe ser la opción ante cualquier escenario, esperar un tiempo en el que
ambas partes estén más relajadas puede asegurar una comunicación eficaz con los hijos, los padres podrían
detectar sus necesidades o preocupaciones y, a partir de ellas, comprenderlas, empatizar, a la vez de buscar
soluciones o estrategias que promuevan la relación sana entre ambos. Al identificar una solución juntos, es
importante que los hijos asuman la responsabilidad de sus actos acorde a su etapa de desarrollo, visualizando
los errores como oportunidades para mejorar, si esto no funciona, se pone especial atención a la siguiente
regla: los errores son oportunidades para mejorar, lo importante es seguir intentándolo, si no se puede lograr
la resolución de un acontecimiento problemático, sucederá otro en el que se pondrán a prueba nuevamente
tanto los padres como los hijos. Es importante que para que todo fluctué de la mejor manera, los padres
y madres de familia cuiden de sus relaciones personales, por ejemplo, establecer el cuidado desde los lazos
afectivos con la pareja. Si los padres tienen problemas y se desarrolla violencia entre ellos, es fácil discernir
que esta problemática influirá en los demás acontecimientos en el ámbito familiar (Rosser et al., 2018; Meraz
& Bernal, 2018; Riquelme et al., 2019).
Como cierre de taller se finalizó señalando que los grandes cambios requieren tiempo, esfuerzo y
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actitud de cambio y que, de acuerdo con lo que Winnicott deduce, es importante que padres, madres o
cuidadores, según sea el caso, sean solo lo “suficientemente buenos” (Schulz, 2016) disminuyendo el
pensamiento neurótico colectivo de que la maternidad y paternidad deben ser perfectos en nombre del
amor por los hijos.
CONCLUSIONES
La pandemia trajo consigo fuertes problemáticas de salud física y emocionales que han afectado
los rincones más íntimos de la vida familiar, colocando a los padres en un ambiente propicio a desarrollar
conductas violentas en contra de sus hijos, por presentar deficiencias en el manejo de las propias emociones,
a la par de experimentar diversos sentimientos ante la preocupación latente del contagio y las preocupaciones
de la vida cotidiana.
Es necesario promover espacios psicológicos, como medidas estratégicas que ayuden a combatir este
problema dentro de las familias, en pro de los derechos de niñas, niños y adolescentes a vivir una vida libre de
violencias. No obstante, ante la saturación de los servicios públicos, los centros privados pueden atender las