Page 206 - Un Enfoque Multidisciplinario en Ciencia y Sociedad
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- Integración de los aspectos ambientales en el diseño y desarrollo de productos” parte de la
base que todos los productos, es decir, todos los bienes o servicios, tienen algún impacto sobre
el ambiente en alguna o en todas las etapas de su ciclo de vida.20
En julio del 2011 se publicó la norma internacional ISO 14006:2011 “Directrices para la
incorporación de ecodiseño”, la primera norma internacional de gestión ambiental que integró
aspectos propios del diseño, la evaluación de los impactos en el ambiente de los productos.
Principio 2: Optimizar los rendimientos de los recursos distribuyendo productos,
componentes y materias con su utilidad máxima en todo momento, tanto en ciclos técnicos
como biológicos: implica diseñar para refabricar, reacondicionar y reciclar —las tres R— para
mantener los componentes técnicos y materias circulando. Los sistemas circulares utilizan
bucles internos más estrechos (mantenimiento en lugar de reciclaje) preservando así más
energía implícita. En el caso de los componentes técnicos, se diseñan desde su inicio para
la reutilización, y los productos sujetos a rápidos avances tecnológicos se están diseñado
para ser actualizados. El primer paso consiste en la reutilización (recuperar un producto a
utilizar sin cambiar su forma o función). Pero puede ser que sea necesaria su reparación, es
la renovación o la remanufactura, pero cuando no se puede usar, a veces es posible utilizar
parte de este para crear otro objeto, entonces se trata de refabricación, llegando incluso al
up-cycling, cuando el valor del objeto recién creado es mucho mayor que el valor del objeto
original. Por último, se llega al final de la vida útil de un producto y para poder valorizar más
todos los materiales que lo constituyen es necesario el reciclaje.
Principio 3: Promover la eficacia de los sistemas detectando y eliminando del diseño
los factores externos negativos. Incluye reducir los daños al uso humano, tales como los
relacionados con los alimentos, la movilidad, la vivienda, la educación, la salud y el ocio. Además,
la energía requerida para este ciclo debería ser renovable por naturaleza, para disminuir la
dependencia a los recursos y aumentar la capacidad de recuperación del sistema, por ejemplo,
frente a una crisis del petróleo. (pp 312-313)
Robaina, López y Escauriaza (2018) nos plantea que:
Actualmente la actividad económica sigue un modelo lineal de producción y consumo:
extracción-producción y consumo-desecho que agota los recursos naturales y genera
residuos a un nivel que es claramente no sostenible desde el punto de vista medioambiental.
En este contexto, parece necesario encontrar un nuevo modelo de producción más holístico
que elimine la obsolescencia programada, mediante la transformación de “productos” en
“sistemas” en los que la ecuación coste de producción-daño ambiental-precio producto se
optimice, generando beneficios para el medioambiente, rentabilidad para las empresas y
precios más bajos para el consumidor.
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