PROGRAMA DE PROTECCIÓN Y CONSERVACIÓN DE TORTUGAS MARINAS


Campamento Tortuguero “La Escollera"

México es uno de los países con mayor número de tortugas marinas en el mundo, ya que de las ocho de las especies existentes, siete habitan en las costas mexicanas y que además nacen en sus playas. En las costas Campechanas tenemos la fortuna que aniden tres de estas especies; tortuga Blanca, Tortuga Carey y Tortuga Lora.

Las tortugas marinas son grandes reptiles, viven exclusivamente en los océanos y mares, son animales solitarios que pasan el 90% de su vida en mar abierto, su crecimiento es lento y la madures sexual reproductiva puede tardar años y hasta décadas recorren grandes distancias desde los lugares donde se alimentan y donde posterior mente regresan a reproducirse. Estas características biológicas hacen que las tortugas marinas sean vulnerables (pacheco y Cocòn 1986).

La presión por las demandas de huevos, carne y de distintos productos elaborados a partir de las tortugas marinas son factores que afectan a las poblaciones de esta especies, además de poseer diversos enemigos naturales, ya que los huevos y las crías son depredados por cangrejos, aves, peces y mamíferos, asimismo la utilización de las playas para fines urbanísticos, turísticos e industrial, degrada, limita e elimina importantes áreas de anidación (SEMARNAT. INE 2001).

Por la grave problemática que enfrentan todas las poblaciones de tortugas marinas, desde 1971 se encuentran en veda total y permanente a la captura en el Golfo de México (SEPESCA 1990. GUZMAN H. 2001). A escala global con excepción de la tortuga Kikila de Australia, de acuerdo con La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las demás especies se encuentran incluidas dentro de la lista de las especies como peligro o vulnerables de extinción; y en los apéndices I Y II del CEM (Convención de Especies Migratorias de Animales Silvestres), (UICN/SSC, 1995). Sin excepción de ninguna especie, todas se encuentran incluidas dentro del apéndice I de la convención sobre el Trafico Internacional de especies Amenazadas y en Peligro de Extinción de Flora y Fauna (CITES. 1985).

El sistema Lagunar Estuarino, Sabancuy, Isla del Carmen, Laguna de Términos, del área Natural Protegida de Flora y Fauna y la región marina de la Sonda de Campeche, constituye el hábitat adecuado y preferido para algunas especies de tortugas marinas de la región, y durante alguna etapa de su ciclo de vida, las utilizan temporal o permanentemente como zonas de alimentación, de reproducción, de refugio y protección o en sus rutas migratorias (GUZMAN, 2001b).

En el litoral, islas, del estado de Campeche, se registran las anidaciones de tres especies de tortugas marinas: Tortuga Carey (eretmochelys imbricata), tortuga blanca (Chelonia mydas) y tortuga Lora (L. kempi)

La tortuga de Carey es la especie mas importante en el estado de Campeche, ya que presenta una mayor densidad de nidos por kilómetro de playa, lo que coloca a esta colonia anidadora en primer lugar dentro del ámbito mundial.

FUNDAMENTOS


El 3 de marzo de 1973, 21 países suscribieron la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) que entró en vigor el 1º de julio de 1975 y al que se adhirió España el 16 de mayo de 1986.

Las poblaciones reproductoras más importantes de la tortuga de carey (Eretmochelys imbricata) se registran en Campeche. Existe poca información acerca de la población de tortugas que anida en zonas de manglar; debiendo considerar la preservación de las zonas de anidación y su entorno para permitirnos conocer a fondo el comportamiento de este grupo especial de tortugas.

El CITES reglamenta la exportación, reexportación e importación de animales y plantas vivos o muertos y de sus partes o derivados mediante un sistema de permisos y certificados que se expiden cuando se cumplen ciertos requisitos y que han de presentarse antes de que se autorice que un cargamento de especimenes salga de un país o entre en él.

El comercio internacional de especies de fauna y flora silvestres, que asciende a miles de millones de dólares por año, ha sido el responsable de una considerable disminución del número de muchas de estas especies. La toma de conciencia de la magnitud de la sobreexplotación debido a un comercio que va en detrimento de la supervivencia de las especies, llevó a redactar en 1973 un tratado internacional con el fin de proteger a las especies silvestres de una explotación desmedida e impedir el comercio internacional de aquellas en peligro de extinción.


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